miércoles, 11 de mayo de 2011

A 37 años del Asesinato del Padre Mugica, Kolina rinde su homenaje



Carlos Mugica (1930-1974), fue un sacerdote argentino, vinculado al Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo y a las luchas populares de la Argentina de las décadas de 1960 y 1970. La mayor parte de su labor comunitaria tomó lugar en la Villa 31, que extraoficialmente lleva su nombre. Fue el fundador de la parroquia Cristo Obrero.


Nació en Buenos Aires el 7 de octubre de 1930. Fue hijo de Adolfo Mugica —fundador del Partido Conservador por el cual fue diputado durante el período 1938-1942 y Ministro de Relaciones Exteriores del Gobierno de Arturo Frondizi en 1961— y de Carmen Echagüe —hija de terratenientes adinerados de Buenos Aires— era uno de los siete hijos que tuvo el matrimonio.


En 1954 comenzó a trabajar fervientemente en la asistencia de familias empobrecidas desde la parroquia de Santa Rosa de Lima, en la ciudad de Buenos Aires, sintiéndose progresivamente cercano al movimiento político denominado peronismo. Además de su tarea pastoral en la entonces llamada Villa del Puerto que entonces ocupaba los terrenos linderos al ferrocarril que rodeaban el edificio de depósito del Correo, en la década del 60, Mugica era asesor espiritual de la Juventud Estudiantil Católica del Colegio Nacional de Buenos Aires y de la Juventud Universitaria Católica de la Facultad de Medicina. En 1964 la JEC del Buenos Aires tomó fuerza con el ingreso de Carlos Gustavo Ramus, que llegó a ser su Presidente, incorporando a Mario Eduardo Firmenich entre otros. Años más tarde, bajo la dirección de Fernando Abal Medina, éstos fundarían la célula primigenia de la organización armada Montoneros. Mugica formó a esos jóvenes en la cosmovisión de Pierre Teilhard de Chardin y en la doctrina del compromiso con el mundo de Emmanuel Mounier, Yves Congar y Michel Quoist, teólogos de cabecera de las nuevas generaciones.


Fiel a su concepción evangélica, Mugica jamás apoyó la lucha armada y siempre sostuvo arduas discusiones sobre ese punto con los jóvenes que orientaba. A diferencia de otros sacerdotes tercermundistas que dejaron la sotana por aquellos años y esbozaron una justificación teológica de la violencia revolucionaria pretendiendo asimilarla a un fenómeno natural e inevitable, Mugica quedó como una de las pocas voces que no se sumaron al coro de la guerrilla, entre ellos, el padre Carbone, asesor nacional de la JEC. Fiel discípula en su tarea pastoral y compañera inseparable de esos años fue Lucía Cullen, desaparecida poco antes del Golpe de Estado del 24 de marzo de 1976. Prácticamente solo y consecuente con su militancia no violenta, Mugica acompañó a la gente de la villa del puerto en su éxodo a los complejos habitacionales que les cedieron para continuar con su tarea.


Ya entrada la década del 70, Mugica toma una postura abiertamente crítica hacia Montoneros, marcando un creciente distanciamiento con su cúpula dirigente. El 7 de diciembre de 1973, el padre Carlos Mugica expresó públicamente al respecto: "Como dice la Biblia, hay que dejar las armas para empuñar los arados".


Debido a su "opción por los pobres" concretada en una activa militancia social y por su independencia política recibió críticas de todos los sectores y varias amenazas de muerte y diversos ataques e intentos de matarlo. El 11 de mayo de 1974 fue emboscado cuando se disponía a subir a su automóvil Renault 4 azul estacionado en la puerta de la iglesia de San Francisco Solano en el barrio porteño de Villa Luro donde acababa de celebrar misa.


Con el tiempo, la opinión mayoritaria se inclinó por imputar el crimen a la organización de derecha Alianza Anticomunista Argentina (La Triple A), orientada por el entonces Ministro de Bienestar Social, Jose Lopez Rega. Según algunas versiones de testigos, el autor del hecho fue un individuo con bigotes, quien se cree que era Rodolfo Eduardo Almirón, cabecilla de dicha organización, baleándolo con varios disparos de ametralladora que lo afectaron seriamente, falleciendo a los pocos minutos al ser trasladado a un hospital cercano.


Es considerado por sus seguidores como un ejemplo de coherencia entre las ideas y la acción, y de fortaleza de fe, la cual trabajaba constantemente, instando a quienes le rodeaban a no claudicar e insistir en la oración y la entrega a Dios.


Actualmente la tumba del Padre Mugica se encuentra en la capilla Cristo Obrero de la Villa 31 de Retiro.

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